GEOGRAFÍA
Las
depresiones del sureste pampeano.
El
sótano de La Pampa.
Siempre
existen razones, del por qué nos suceden
las cosas, de por qué nuestra vida fue
de esta o de otra manera. Hablo porque a mí
me tocó conocer La Pampa de a poco y lentamente.
Los viajes con etapas, las paradas obligadas,
las noches en el campo y en los campamentos, de
carpa de lona fuerte y catre de madera, el comer
en las gamelas, y el tener tiempo para conocernos,
para reconocer las cosas y los lugares.
Desde lo alto de una parva
de sal el hermoso paisaje de la salina
rosada, en plena depresión |
De mis pocas fortunas ésta
sin duda ha sido una de ellas. La velocidad con
que nos movíamos antes permitía
ver, hablar, pernoctar, hacer vida de casilla
y fogón, de sobremesa y relatos. Aún
más, sumado a ello mi oficio de topógrafo
ineludiblemente me llevó a preguntar, a
indagar, y de allí a las historias: un
solo hilo.
De muy chico viajábamos con mi familia
a La Adela y Río Colorado por la ruta vieja
de tierra, saliendo desde atrás de San
Martín. Sin prisa parábamos a comer
en "El Indio", de donde evoco con asombro
los banquetes y la atención de esa familia
de cocineros que mucha gente recordará.
Luego de esa memorable parada seguíamos
por salinas y medanales abajo hasta el boliche
"El 52", el próximo descanso.
Llamado así porque eran los 52 kilómetros
de la vía férrea que don Fortunato
Anzoátegui hizo construir desde el pueblo
que lleva su nombre hasta su otra propiedad salinera,
llamada El Chancho.
La huella serpenteaba la pesada ruta de arena,
los viajes lentos y mirando la vía, a veces
de la izquierda, a veces de la derecha; ocasionalmente
un tren en medio del monte ...
La Pampa ha sido beneficiada por la naturaleza
en cuanto a la existencia de yacimientos salineros,
ya que su sector sudeste es riquísimo en
dichos minerales.
Desde los tiempos de la conquista los virreyes
organizaban gigantescas expediciones de cientos
de carretas tiradas por bueyes, para buscar y
cosechar en verano la necesaria sal para la industria
de los saladeros y el tasajo, al territorio dominado
por los indígenas.
La
sal de la tierra
Hicimos el viaje en la primavera de 2000, lluviosa
como pocas. El monte era un lujo de colores, los
caldenes brillaban de puro verdes, las flores
reventaban de amarillos y celestes con esa mezcla
natural que sólo el caldenar nos puede
brindar.
Primero hicimos escala en Hucal, ese pueblo-estación,
que forma parte de la lista de lugares fantasmales
de nuestra provincia: que pudo haber sido y no
fue ... Desde allí la próxima parada
fue el cerro Saizar o El Saizar, ya muy cerca
de La Adela, pequeña altura hasta donde,
asustados, llegaron algunos ribereños del
Colorado, cuando en el año 1914 el río
salió de madre y protagonizó aquel
desastre, conocido tristemente como "La Crezca
Grande". Ese día pasó por su
cauce la mitad del agua que el río arrastra
en un año hasta el mar.
Anzoátegui es ahora un pueblo de color
verde y rosa, parece surgido de una película
de vaqueros. En realidad así también
eran en toda la Patagonia los pueblos mineros
como éste y también los petroleros,
desarrollados a lo largo de una sola calle.
Hoy todo está vacío, salvo la casa
del encargado de la salina. El hotel, los negocios,
salón de actos, carnicería, boliche
y pulpería, galpones, forman parte del
pueblo fantasma que otrora fuera ejemplo de producción
y progreso.
Leyendo el libro Las Salinas de La Pampa y la
Industria Salinera Argentina, de Walter Stauffacher
encontramos que "En 1918 don Fortunato Anzoátegui
inició la explotación de las Salinas
Grandes y El Chancho sobre la estación
Anzoátegui. (.) "Sobre la estación
Anzoátegui (F.C. Roca) encontramos el establecimiento
salinero, que explota la salina del mismo nombre,
llamada también Salinas Grandes, 7,5 kilómetros
al sur, y las Salinas Del Chancho a 52 kilómetros
al norte de dicha estación". Y detalla:
La extracción de sal se realiza empleando
motoniveladoras para raspar la sal, tractores
con acordonadoras para juntarla y máquinas
cargadoras a cinta.
Para el transporte a parva utilizan tractores
con acoplados de descarga automática o
camiones voleadores. El desmonte de la parva se
realiza con picadores y se emplean maquinas cargadoras
a cangilones y cinta para cargar los camiones
y acoplados que llevan la sal a la planta de trituración
y embolsado que se encuentra sobre un desvío
de carga en la estación del ferrocarril.
Para la mantención de la maquinaria e instalaciones
existe un buen taller mecánico y una usina
eléctrica propia provee de fuerza motriz
y luz al establecimiento.
Existen casas para el personal en número
suficiente, hay escuela, consultorio médico
y una obra social que excede las exigencias del
convenio laboral del gremio salinero. El personal
estable ocupado en el establecimiento alcanza
a 50 personas”. El párrafo citado
corresponde al año 1964.
Fuente: Diario "La Arena".Suplemento
"CALDENIA" - Domingo 29 de abril de
2001.
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