COPAHUE:
UNA
PERLA SEDUCTORA ENVUELTA EN VAPORES SALUDABLES
Por:
Raúl E. García Córdoba
Este
suelo nuestro, esta geografía tan
diversa y de tantos contrastes, que cuando
se la transita, impacta y estremece: en
definitiva, cuando se siente adentro,
en el socavón del alma y
el corazón, tiene amplios espacios
–y también pequeños
rincones-, que mueven a pensar, a imaginar
cosas, a recrear incluso millones de años
ya pasados, a siglos por venir... y a
vivir el presente. Casi huele a cuento....,
pero a cuento de hadas.....; a “Alicia
en el país de las maravillas”...Pero
real, visible y palpable..., porque esta
ahí .......¡y no es cuento!!.
Y entonces concluimos asegurando que este
país nuestro es un país
de ensueños y maravillas, al alcance
de las manos...., aunque lamentablemente,
no siempre al alcance de los bolsillos.
Los aromas que se imaginan en el campo
del espíritu, existen en nuestra
realidad circundante: son aquellos que
los sentidos perciben, y que emanan del
mundo natural. En ciertos casos llegan
a ser característicos de determinados
lugares. Y así como se imaginan
cosas surgiendo de entre la bruma de los
sueños, hay brumas reales que cuando
se disipan muestran un mundo real. Es
algo así como correr un cortinado
que nos permite ver qué esta ocurriendo
en el escenario.......
Aunque utilizando una figura un tanto
exagerada, algo de esto pasa con Copahue.
A
DOS MIL METROS DE ALTURA
El volcán da nombre al lugar.
Su inmensa mole pétrea recuerda
cada tanto que está activo, por
eso a veces entra en erupción.
Pero no es necesario pasar por esta
experiencia para saber que el Copahue
“esta vivo”: basta recorrer
sus adyacencias para darse cuenta de
esta verdad. Es que a escasos metros
de la nieve, el suelo literalmente hierve.
Por resquisios entre la piedra, se observan
formaciones de fango (lagunas) y emanaciones
sulfurosas (las fumarolas), que llevan
a imaginar que –mientras se prepara
para despedir el fuego que acumula en
su interior-, el Copahue “pita”
tranquilamente en las profundidades
su inagotable pipa de magma. No tiene
urgencias porque su tiempo se mide en
millones de años de existencia
pasados y seguramente por venir. Así
son los tiempos geológicos.
Dentro de una olla, mas bien de una
herradura, se erigen las construcciones
de una población cuya vida –en
un año calendario-, solo ocupa
–con suerte-, unos cinco meses
de actividad: desde noviembre a abril.
Las condiciones del clima hacen inaccesible
el lugar durante el resto del tiempo.
La gente “echa llave” y
nadie queda en el pueblo. La nieve invernal
cubre todo. Para la última temporada
–2005-2006-, ni siquiera se pudo
acceder en noviembre. Se debió
esperar para correr el pestillo hasta
diciembre. Se hablaba de diez metros
de nieve caídos en el último
invierno. Solo las piletas al aire libre
–de fango, sulfurosa y verde-,
no son cubiertas por el hielo. Es que
esas piletas tienen temperaturas altas,
producto del tremendo calor que sube
por entre las fisuras de la roca, desde
las entrañas del suelo.
Los temporales –nieve incluida-,
son frecuentes aun durante el estío.
Y a pesar que pueden disfrutarse de
días apacibles, el viento –fuerte
y hasta muy fuerte-, es habitual que
sople de día y de noche, a veces
en forma ininterrumpida durante varias
jornadas, siendo los predominantes los
de dirección oeste - este.
Por el tipo de suelo y la altitud, sumado
a las inclemencias del tiempo en toda
época, el reino vegetal solo
se expresa en algunas gramíneas
y plantas de escasos centímetros
de altura. Estas se observan en aquellos
lugares por donde corre agua de deshielo,
que humedece y fertiliza algunos espacios
de la tierra. Una treintena de ejemplares
de una especie apta para la zona, ha
sido plantada en los últimos
años, a la vera del Complejo
Termal. Es un intento inicial de forestación
que servirá, sin dudas, para
cambiar la imagen de una suerte de desolación
que transmiten las veredas sin árboles.
Llevará tiempo.
Hace poco mas de un lustro se construyó
un sistema de “calefacción”
–con vapor entubado-, con el cual
se pretendía evitar que –en
el invierno-, la nieve cubriera las
construcciones. Evidentemente –la
inversión realizada debe haber
sido bastante elevada-, el sistema no
resultó y se encuentra en desuso.
Sobre la falda rocosa que rodea el poblado,
en especial su sector oeste, en pleno
enero se tienden colchones de hielo.
Este enero de 2006 el volumen y cantidad
era mas que apreciable, producto de
las copiosas precipitaciones de nieve
y agua de la anterior estación
invernal.
Sin embargo, a pesar de todas estas
circunstancias brevemente enumeradas,
Copahue se ofrece como una perla magnifica
y seguramente única, cuyo valor
bien merece el precio que por contemplarla
y disfrutarla se debe pagar. A sus incomparables
e invalorables baños termales,
a ese escenario que ofrece a la vista
como fenómeno geológico,
debe considerarse a su gente....., la
gente que durante cuatro o cinco meses
trabaja en ese medio tan difícil,
en cierta forma hostil para que –quienes
se llegan por allí-, puedan cumplir
con el objetivo primordial de calmar
dolores y aflicciones a dolencias de
los que son aquejados.
TERMAS CALIFICADAS A NIVEL INTERNACIONAL
Conocidas desde épocas remotas,
las termas de Copahue gozan –desde
hace varias décadas-, de un calificado
prestigio allende las fronteras de la
Nación. Relatos –y en los
tiempos modernos la fotografía-,
registran y documentan el valor que
sus propiedades terapéuticas
han merecido y merecen, desde épocas
remotas hasta la actualidad. La transmisión
de esta información la hicieron
primero verbalmente los indígenas.
Luego el relato pasó a la escritura.
De aquellos primeros y vagos datos,
el avance permitió conocerlas,
estudiarlas y divulgar su valor terapéutico.
Producida la provincializacion de Neuquen
sus gobernantes han ido incrementando
el interés por el aprovechamiento
de sus cualidades, junto a la divulgación
de lugares de la zona circundante (Caviahue),
apuntando a un turismo creciente. El
esfuerzo oficial, al que se suma el
no menos ponderado y crucial que realiza
el sector privado, hacen esta realidad
de hoy, en pleno desarrollo y de perspectivas
insospechadas.
El trabajo que la naturaleza ha realizado
en millones de años de evolución
tiene ahora un “ayudante”
que complementa su generosidad: la mano
del hombre.
Esas “lagunas” formadas
sobre la superficie de un suelo singular,
ofrecidas por la naturaleza desnudas
y a cielo abierto, conforman ahora piletas
controladas, puestas al servicio de
una salud mejor. Y han sido “bautizadas”,
conforme sus particulares características:
“Laguna del Chancho” (fangoterapia);
“Laguna Sulfurosa” (para
afecciones respiratorias) y “Laguna
Verde” (para enfermedades de la
piel).
Pero ahí no termina la cosa:
están también sus “aguas”,
con propiedades especiales: la del Volcán;
la del Mate; la de Copahue; la de Limón;
la de los callos; la ferruginosa y la
sulfurosa. En cuanto a la que se consume
y se usa de todas las canillas –la
potable, la que se utiliza para todos
los menesteres-...¡ni qué
hablar...!.
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