Sus
campos ocupaban una franja desde la zona
de Toay y Potrillo Oscuro por el sur hasta
Malal -un paraje al suroeste de Winifreda
hoy conocido como Bajo Pincén- por el norte.
Hacia el este, sus dominios se estiraban
casi hasta Trenque Lauquen, donde estaba
la frontera.
Pincén -firmaba Vicente Catrinao Pincén-
figuró primero entre los ranqueles y luego
fue capitanejo de Calfucurá, desde la época
en que aquél formé la primera gran confederación
india para hacer la campaña de Sierra Chica
en 1855. Pero después se separó y
se mantuvo independiente, aunque de alguna
manera siempre actuó como aliado
del gran Piedra Azul (fue de los principales
jefes en el combate de San Carlos) y luego
también de Namuncurá (tomó parte con los
suyos del malón grande de 1875/76). Además,
el tratado de paz que Pincén hizo con el
gobierno en 1 873 -y que pronto fue sólo
letra muerta- había sido redactado por Bernardo
Namuncura. Un relato de sus hazañas cuenta
lo siguiente:
"Pincén y cien de los suyos, regresando
de un malón con 4.000 potros arrebatados
a las es- tandas fronterizas, dieron contra
un cuerpo de lín cas que los aguardaba,
pie en tierra, cerrándoles con las bocas
de sus rémingtons el paso entre cañadon-
es. Los indios, sintiéndose perdidos, se
volvieron a su cacique, y éste, apreciando
la situación con un golpe de vista de buitre,
improvisó con sus hombres una manga y lanzando
por entre ella a los 4.000 potros espantados
contra la fuerza, pasó tras ellos sobre
los soldados pisoteados y dispersados, ganando
así el desierto."
Casi se puede decir que en los últimos años,
su lucha se transformó en un mano a mano
con el famoso coronel Villegas, el Toro
Villegas, el jefe del Regimiento 30 de Fierro,
acampado en Trenque Lauquen.
Fue el cacique Nahuel Payún, que vivía en
Toay y que era el principal subordinado
de Pincén, su mano derecha, quien en 1877
llevó a cabo el famoso robo de la caballada
blanca del Toro Villegas. Los seiscientos
caballos blancos habían sido reunidos tres
años antes en Junín, y eran el desvelo de
Villegas y de todo el regimiento.
Pero una noche los indios entran sigilosamente
en los corrales, les echan las madrinas
por delante, y se llevan hasta el último
blanco. Villegas los hace perseguir luego
y consigue recuperar los caballos en Lonquimay,
pero la vergüenza ya la había sufrido.
Hay un libro muy importante que describe
todos estos hechos de Pincén antes de la
Conquista del Desierto: La guerra al malón,
del comandante Manuel Prado. Prado tiene
una visión humanitaria y bien desde adentro
de las cosas, puesto que él, con apenas
14 años, empieza en 1877 a servir en la
frontera, y es testigo incluso del prendimiento
de Pincén en 1878.
Contaba hace algunos años atrás don Pepe
Cayún, descendiente del cacique:
"El
cacique Pincén era peleador de tigres, intrépido
cazador de tigres cebados, los que todos
temían, porque gustaban carne humana...
Una vez, cansado y extraviado, de regreso
de una acción, en medio de las voces de
la noche, oyó un rugido cercano y extraño.
Pensó de inmediato que fuese un tigre cebado
que merodeaba por allí. Exactamente. No
se equivocó. Echó, pues, pie a tierra, se
quitó las espuelas, se preparó al ataque
dando alaridos y voces para provocar al
'uezá nahuel' (el tigre malo). Apenas distinguía
el bulto; se trabó en lucha... pero Pincén,
diestrísimo en esa clase de encuentros,
y que eliminaba en el primer o segundo lanzazo
a su enemigo, esa noche no tuvo la suerte
de matarlo. Lo hirió.
El tigre, aunque embravecido, retrocedió
y se dio a la fuga. Pero Pincén, insistiendo
en la lucha, lo corre en la penumbra, lo
corre hasta que lo abandona y lo deja...
Cuando emprendió su camino pa' su toldería,
confiándose al trote de su zaino, de vez
en cuando veía como una especie de visión:
el tigre que lo seguía, volviendo desafiante.
Y siempre que empuñaba la lanza, se le esfumaba,
desaparecía... (Aquí se emocionó don Pepe
Cayún). Esa pesadilla lo acompañó al cacique
hasta la madrugada, hasta que llego a su
toldería..."
¿Qué habrá significado ese tigre fantasmal,
ese enemigo cuya sombra volvía a buscarlo
una y otra vez? .Luego veremos que nuestro
paisano, caerá prisionero, derribado y humillado.
Diario
"La Arena" SUPLEMENTO 1+1 "Indígenas"
- miécoles 31 de octubre - Año 2001 - Pag7
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