El Ferrocarril en Toay


El Ferrocarril en Santa Rosa de Toay
"El día en que el camino de hierro llegó a Santa Rosa"
diario "La Arena" 24 dic 1977
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El 28 de diciembre de 1895, en una sala de café, se presentó en Paris el primer espectáculo cinematográfico.
Se trataba de la proyección de diez filmes, cuya duración de apenas unos minutos, incluía uno especialmente atractivo: "La llegada de un tren" .La elección del tema no había sido casual. La expansión del ferrocarril en el mundo había alcanzado su apogeo.
Ese año, en las proximidades de un cruce de caminos, una ciudad de sólo tres años de antigüedad comenzaba a crecer en La Pampa: Santa Rosa de Toay. El país acababa de conocer su segundo censo: cuatro millones de habitantes. El territorio de La Pampa Central, con 25.914 era el segundo más poblado.
Dos caminos ferroviarios alargaban sus brazos hacia La Pampa. Uno de ellos partía desde Bahía Blanca hacía Toay adonde llegaría recién el 20 de julio de 1897. El otro nacía en Buenos Aires y tenía como punta de riel a Trenque Lauquen.
Su posterior arribo a Toay , y por consiguiente a Santa Rosa, provocó una conmoción popular que debe ser considerada como una de las más memorables de nuestra ciudad. El hecho se produjo el 9 de septiembre de 1897.

EL ROSTRO DE UNA CIUDAD NACIENTE
Desde el 22 de abril de 1892, día en que se fundó oficialmente Santa Rosa de Toay, el pueblo había cambiado de rostro. Se había llevado a cabo un desplazamiento, desde la famosa tranquera de "La Malvinas" hacia las proximidades de la Plaza Mitre, hoy plaza San Martín. La pirámide conmemorativa de la Conquista del Desierto aún no había sido erigida. La población había crecido y necesitaba nuevas formas de comunicación. El tren era ahora -y por muchas razones- el símbolo de la esperanza y del progreso.
La capital del Territorio tenía como asiento a General Acha. Tanto Toay como Santa Rosa pugnaban, con las armas que tenían a mano, por lograr el privilegio de ostentar ese título. En cierto modo, la llegada del tren les servida para afianzar los lazos políticos que definirían la lucha. Las celebraciones que el enlace de los dos ramales ferroviarios provocaría, tendrían un servir para mostrar el empuje de sus habitantes,
su capacidad de trabajo, su pujante comercio, y en especial su manejo organizativo.
Los festejos fueron preparados con alegría pero también con una inocultable y febril ansiedad no exenta de rivalidades. El periodismo de la época llenó sus páginas con el relato del suceso. "La Capital" de General Acha destacó un reportero cuya nota constituye un valioso documento histórico junto al testimonio de algunos de los viejos pobladores que asistieron a la llegada del tren.

EL 9 DE SEPTIEMBRE DE 1897
El Ferrocarril de Bahía Blanca al Noroeste había alcanzado Toay el 20 de julio de 1897. Ahora debía unir sus rieles con los del Ferrocarril del Oeste y la fecha fijada -como expresamos- fue la del 9 de septiembre del mismo año. Era de suponer que los principales festejos se desarrollarían en el lugar del encuentro. Pero no fue así.
Los vecinos de Santa Rosa, las corporaciones -Sociedad Española de Socorros Mutuos y Societi Italiana di Socorro Mutuo. "Patria e Lavoro"- los comerciantes, los políticos pertenecientes al Concejo Municipal, el coronel Remigio Gil -dueño de las tierras del pueblo-, los maestros con visión como doña Enriqueta Schmidt, los escolares, el pueblo todo, habían decidido otra cosa.
Santa Rosa no sería una más entre tantas otras poblaciones de la línea del oeste. Aquí habrían de realizarse, con pompa y con fasto, las celebraciones del caso. Y nada los detuvo.

Y LOS TRENES LLEGARON
A las 8 de la mañana del día 9 el gobernador, general Eduardo O. Pico y su comitiva tomaron, en General Acha, el tren con dirección a Toay. Allí estuvieron en tres horas. Los aguardaban el señor Juan Brown y el vecindario de Toay. Hubo petardos, vítores, banda de música y almuerzo en el Hotel Comercio. Fue el momento en que comenzaron las abundantes libaciones que según las crónicas, proseguirían alegrando los espíritus" a lo largo de dos días inolvidables.
Mientras se alzaban las copas de champagne, el silbato de la locomotora del Oeste anuncié su llegada de Buenos Aires. A ese convoy había subido en Santa Rosa, el coronel Remigio Gil, su suegro don Tomás Mason y varios otros vecinos de Santa Rosa.También viajaban en él funcionarios de la compañía ferroviaria -la Western Railway- que no hacía mucho se había convertido en propietaria de la línea.
Las visitas y recorridas por Toay se prolongaron sólo hasta las tres y media de la tarde. Entre ellas se realizó una a la escuela que por aquel entonces contaba ya con 90 alumnos. Pero la fiesta grande sería en Santa Rosa y hacia allí fueron embarcados los visitantes. El trayecto duró quince minutos. Una recepción espectacular se puso en marcha.
En el andén, el vecindario agrupado miraba hacia el oeste, allí estaban también las sociedades Italiana y Española en corporación, con sus estandartes a la cabeza. El Jefe de estación D. Felipe Iribas, veía avanzar majestuosamente la locomotora a vapor. Una niña muy pequeña corrió a tomar la mano de su maestra, Enriqueta Schmidt. Esta asustada. Se llama Emma L. Torres de Colombato y es uno de los testigos vivientes del acontecimiento (1).
Mientras tanto, un piquete de gendarmes, en uniforme de gala y montados en caballos da un mismo pelo y alzada se aprestaba a escoltar la columna. Ésta se organizó en hilera y los carruajes relucientes enfilaron hacia el edificio municipal, seguidos por las corporaciones, la Banda de Música y aproximadamente doscientos vecinos. Se había levantado el telón y el acto comenzaba.

LA RECEPCION EN EL EDIFICIO MUNICIPAL
El salón municipal no carecía de cierto lustre. Varias niñas promunciaron palabras de bienvenida. Logrado el ambiente, don Tomás se adelantó. Era el momento propicio para historiar la fundación de Santa Rosa y cubrir de elogios al gobernador del Territorio, don Eduardo G. Pico, al que se le atribuyó una importante participación personal en el desarrollo de la población. En testimonio de gratitud don Tomás depositó en manos del general Pico una placa de oro con el busto de la máxima autoridad territorial en uno de sus ángulos.
Entre los acordes de una orquesta agradeció el homenaje. Luego vinieron la entrega de premios a las mejores alumnas expresamente traídos desde Buenos Aires y los aplausos, el lunch general , nuevas libaciones, y poses para el fotógrafo

PROSIGUEN LOS BRINDIS
El pueblo fue recorrido en todas direcciones. Los visitantes alojados convenientemente. Mientras tanto, los preparativos para el banquete se aceleraban. Éste tuvo lugar en el hotel de O. Martin Oharriz, ubicado en lo que ahora es la esquina de Irigoyen y Rivadavia, donde se encuentra en construcción un nuevo edificio de departamentos.
El ágape comenzó a las 7 y 30 con ochenta y dos comensales.
Una orquesta y la banda se turnaban para ofrecer el fondo musical. El menú -según se cuenta- fue abundante y bien servido. Al momento del champagne y de los discursos O. Tomás Masan recibió del directorio del ferrocarril, por los servicios que le ha prestado", una nota y un reloj de oro, munido de cadena y medallón recordatorio.
El ambiente se había vuelto eufórico. En un rapto de inspiración, el reponer de "La Capitar desliza algunas reflexiones sobre el champagne al que define como "espumante agua bautismal de todos los progresos y todos los acontecimientos felices".

MAS ALEGRIA Y BAILE DE GALA
Los fuegos artificiales estallan en la plaza. El baile de gala que se realiza en el salón municipal es abierto con un vals. Durante su transcurso se sirve un "ambigú" y bebidas. El periodista, agotado, se retira a las dos de la madrugada "para ordenar sus apuntes" pero las danzas y la animación continúan. Por la mañana, ya acalladas las orquestas, el ruido de los sulkys, los jinetes y los paseantes se repite. Santa Rosa permanece con los ojos abiertos para velar su suerte.
Mientras tanto, un grupo de comerciantes ha decidido postergar la partida de las autoridades, prevista para las ocho en punto. Nada mejor que ofrecerle un almuerzo al general Pico, que acepta complacido. Don Pedro Médici, a cargo del homenaje, ha preparado un buen discurso para el momento de llenar -nuevamente- las copas de champagne. Comienza con la Conquista del Desierto y termina con la inauguración del Ferrocarril del Oeste. La enumeración de los brindis excede el espacio de esta nota. Como dato interesante cabe apuntar que en la oportunidad el señor San Martín es obsequiado por los hombres de comercio con un anillo de oro ornado de un valioso brillante por su participación, como jefe de Policía, en la solución de algunas dificultades locales.

EL REGRESO A GENERAL ACHA
Finalmente se decide el regreso de las autoridades a la capital del Territorio, General Acha. Para ello un coche-salón del Ferrocarril del Oeste es enganchado a una locomotora del Ferrocarril Bahia Blanca y Noroeste, a modo de símbolo.
Al llegar a Toay, el convoy se detiene para ser saludado por el vecindario, la banda de música y los niños de las escuelas. La locomotora toma aliento y reemprende la marcha. A las pocas cuadras tiene que detenerse. El ingeniero Silas Burrows, uno de los constructores, quiere ofrecer algo a los viajeros. Esta vez no se trata de champagne, puesto que Burrows es un súbdito inglés. Las damas reciben un helado Gingerale y los caballeros un "refrigerante whisky". Y ahora sí, el tren se decide a atravesar los valles. Llegó a General Acha a las 5 de la tarde.
Santa Rosa fue declarada capital de La Pampa Central el 18 de marzo de 1900. El traslado de las autoridades se produjo el 11 de abril del mismo año, siendo presidente el general Julio A. Roca, a dos años y medio de la llegada del tren del Ferrocarril del Oeste.
FUENTE: "No te olvides de Serafín" de Ana María Lasalle y Julio Colombato - Fondo editorial pampeano.-

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